jueves, marzo 10, 2005

Tal vez...

Tal vez mañana comience otro día, no lo se con seguridad, tan solo se que este dolor es real, este sentimiento que me recorre como una serpiente devorando cualquier resquicio de esperanza.
Esta anocheciendo, pero la luz de un millar de soles de neón se reflejan en mi ventana impidiendome que me sumerja en la oscuridad que mi mente y mi alma me reclaman. El frío de la ciudad me golpea al asomarme a mi ventana, pero no, hace 31 grados en las estresantes calles de mi barrio, es la frialdad que desprenden esas personas, esas que caminan con prisa de un lado a otro sin pararse, la que cala en mis huesos como el frio de la muerte. Me sorprendo pensando en un mañana, en un futuro para mi, un futuro es un sueño que no me puedo permitir...Tal vez mañana sea el ultimo día así que ¿porqué no malgastar este también? Todos estos pensamientos cruzan mi mente con pereza, qué más da el tiempo en una vida destinada a acabar, una vida fugaz, sin ninguna estela tras de si salvo la tristeza provocada por mis equivocas decisiones. Son detalles, partes de un todo sin nada, de una tristeza infinita solo sofocada por un anuncio de neon, una caja tonta que contiene su mente impidiendo que piense, su droga y la de otros miles de millones que como yo ansían no pensar. No hay peor plaga que la soledad y no hay peor remedio que intentar mitigarla...el mundo esta lleno de contradicciones pero que se puede esperar de un mundo donde el ser más inteligente y racional sigue sin comprender la fugacidad de su propia existencia y la de su entorno. Comparados con él nuestra vida es un suspiro, pero tan solo un suspiro puede suponer la perdida de lo más preciado, algo que nunca recuperaremos al igual que nuestra misma esencia. Cada día lo veo más claro hemos perdido la batalla con nosotros mismos y ahora mismo la racionalidad ha dejado paso a la era de los instintos y los nuestros nos conducen inequivocamente hacia la destrucción.
Construcción y destrucción son caras de la misma moneda y soy yo el que la observa caer decidiendo mi suerte: cara, ganó la destrucción. Me despido de todos y cada uno de los recuerdos que he atesorado y los quemo junto con la joven y bulliciosa sangre que recorren mis cansadas y entristecidas venas, que como yo se mueven lentas y perezosas hasta su final...
Despues de la destrucción viene la construcción, tal vez oigas el llanto de un niño al descubrir el mundo...
Bueno pues otro más a ver que os parece este...