Por fin he conseguido terminar una pequeña aproximación a lo que tenía en mente para hacer este cuento, os le dejo aqui y ya me direis que os parece...
Seguía caminando, el oscuro paraje casi había desaparecido, tan solo quedaban sombras de árboles oscuros a ambos lados del camino. El incauto caminante se recogió en su capa ante el viento que impávido recorría el muerto bosque, miró alrededor entre temblores y toses intentando en vano encontrar la imagen de sus perseguidores, aquellas figuras que entre penumbras llevaban días acosándole, empezaba a dudar de su existencia, nunca se habían mostrado, pero insistentemente notaba su presencia, sentía una incomoda sensación de tensión en el ambiente que le hacía girarse a cada paso a comprobar su soledad. Cada noche recogía ramas secas para poder usarlas en la triste hoguera que encendía, triste pero útil, ya que ante la visión de sus danzantes matices olvidaba su soledad y calmaba su atormentada mente, con la promesa de que bajo esta luz, sus "miedos" como el los llamaba, no le atacarían...Cada mañana amanecía igual para él, cada paso que daba le acercaba más a su destino pero a su vez cada paso se convertía en un tormento ante la silenciosa amenaza que le perseguía. Cada segundo se repetía la misma pregunta: ¿Por qué me persiguen? con el tiempo esta pregunta dejó paso a otra más repetitiva y más preocupante: ¿De verdad me persiguen?. Se intentaba convencer a si mismo de que así era, necesitaba esa preocupación, resultaba paradógico, pensó que su mayor miedo fuese también su mayor esperanza. Tenía que salir del bosque a cualquier precio, y ese precio ,se recordó, ya lo había pagado con creces...Otro paso más, otro, y otro a continuación, ¿Por qué demonios empecé este viaje? se pregunto con rabia, pateando una piedra del camino, que rodó, despreocupada hasta lo que parecía un arroyo...¿Por... qué?...¡Un arroyo! ¡y surgía de lo que parecía una cascada! Se acercó temeroso ante la idea de que todo fuese un espejismo. El agua, fría como el hielo, le recordó que seguía vivo, un sentimiento que había olvidado en los largos y monotonos días pasados en este sobrecogedor bosque. Se quito sus vestiduras ajadas por el tiempo, y las dejo en la orilla del pequeño aunque caudaloso riachuelo. Lentamente entro en el agua sintiendose cada vez más vivo y más despreocupado, se dejo llevar por la subita alegría que recorría su entumecido cuerpo y jugó, jugó como juega un niño inocente, jugó dejando su mente y sus torturas junto a sus ropas en la orilla del rio.
Después de un par de horas se sentó cansado en la orilla opuesta del riachuelo, recuperando a cada paso que avanzaba fuera del rio, sus problemas y sus dolorosos recuerdos. Se recostó todavía desnudo, contra el tronco de un arbol, a reflexionar como tantas veces en lo que había hecho.
Recordó como había empezado todo, hacía tan solo 4 meses vivía tranquilamente en una pequeña pero confortable casa en su pueblo natal. Tenía que reconocer que echaba mucho de menos aquella vida...pero aquella etapa paso, tenía que superarlo pero pasó todo tan rapido!...
En aquellos días tenía un monton de amigos, todos le respetaban y le querían, pero se sentía solo. Solo como se sentía ahora en este bosque maldito, eso pensó no había cambiado en este tiempo. Todo discurría apaciblemente en su pueblo, la gente hacía vida normal ante la amenaza de guerra en una lejana comarca, que amenazaba con extenderse hasta esta región, el conflicto empezó cuando dos bandas de ladrones se enfrentaron por dominar uno de los barrios de la capital, todo empezo como una pequeña guerra entre bandas pero el ejercito, queriendo atajar esto de raíz tomo represalias, lo que provocó que todos los gremios de ladrones se uniesen bajo una misma bandera contra el ejercito, la bandera de la guerra. Ante este eventual y lejano problema, el consejo del pueblo decidió que tenían que organizar una pequeña milicia para defender el pueblo de un improbable ataque. Todos los hombres jovenes formaron parte de ella, y entre pereza y descontento se empezó la construcción de una empalizada como primera línea de defensa. Nadie se lo tomó en serio salvo él, él trabajó hasta la extenuación para terminar la empalizada...y nadie le ayudó. Todos vieron con sorpresa como trabajaba pero nadie fue capaz de ayudarle, incluso los que creía sus amigos se quedaron parados, descansando, mientras él hacía todo el trabajo.
Pasó un mes y para entonces la empalizada aunque precaria, cumplía su misión. Empezarón a llegar noticias del norte, los caminos no eran seguros, se habían visto ladrones y pequeñas bandas de bandidos, campando a sus anchas por el campo. La ciudad donde había empezado la revuelta estaba dominada por el caos y los robos, los ladrones al ver su superioridad, incitaron a los gremios de ciudades vecinas...propagandose la revolución como la polvora. Todos en el pueblo habían oido estas noticias en la taberna, todos sabían que los puebles vecinos ya habían sido atacados por bandas itinerantes de ladrones pero nadie se decidió a hacer nada.
Cansado de tanta indiferencia, él empezo ha hacer guardia, en lo alto de la empalizada, la cual le podría servir para cubrirse de las flechas de un ataque pero no de la risa y el escarnio de sus vecinos. A pesar de todo, todavía amaba su pueblo, aunque su sensación de soledad fué aumentando, en cada guardia que hacía se llenaba un poco más de odio, odio por aquellos que le habían dado la espalda y le habían abandonado bajo el alubión de mofas y criticas que tenía que soportar, sus amigos, o a los que solía llamar así, le dejarón de lado, no querían tener nada que ver con aquel loco que preocupado por sus vecinos, hacía guardia para impedir cualquier ataque.
Reflexionando sobre estos temas caminaba todas las noches alrededor de la empalizada que rodeaba el pueblo. Cada día más cansado y más solo que el anterior, hasta que un día lo vió. Vió un pequeño grupo de hombres que armados de espadas y arcos se acercaban sigilosamente al pueblo, sus movimientos le resultaban familiares aunque dejó esto a un lado y se enfrascó en un debate interno. Pensó en pegar un grito para alertar a los habitantes del pueblo, pero su corazón emponzoñado por el odio se resistió...no grito ninguna advertencia, lo unico que hizo fué huir de aquel lugar, corrió en direccion contraria a los ladrones escapando del pueblo indemne pero con una frase reverberando en su mente: "...aquellos que me tacharon de loco sufriran en sus carnes mi locura...", la usaba como una letanía contra su razón y su conciencia mientras corría por los bosques lindantes en dirección al pueblo más próximo. Cuando pudo recobrar el control de sus piernas, llevaba casí un día corriendo sin parar entre el bosque, y su mente ahora clara y cristalina como el cielo de aquella fatidica noche, se dió cuenta de sus actos.
Se derrumbó, cayo de rodillas entre la mortecina luz del alba, con la realidad reflejada en su cara. ¡Había tracionado a sus amigos! ¡Les había dejado morir! En esta posición estuvo hasta casi el crepusculo, torturandose mentalmente por su cruento acto de venganza. Subitamente se levanto, comenzo a caminar aceptando la decisión que había tomado, trabajaría para ganarse su propio respeto, ayudaría a los demas tal y como lo hizo ya una vez, pero esta sin ningún tipo de sentimiento egoísta de gratificación. Renegó de su propio nombre, ya no lo merecía decidió. Lo cambió por uno más acorde a su nueva situación: "Innominado" nadie desde hacía meses, había mentado su antiguo nombre, así que decidió que se ganaría otro, otro otorgado por su reconocimiento como ser humano y el reconocimiento que pensaba que obtendría por parte de las personas a las que ayudase.
Comenzó a caminar por el bosque de nuevo, y ante su primer paso, le asaltaron las dudas: "¿Y si le habían visto huir de su posición? ¿Y si alguien hubiese sobrevivido? Estas preguntas le atormentaron y según caminaba empezó a imaginarse a sus vecinos persiguiendole a traves del bosque para darle caza como si de un animal se tratase. Empezó a ver sombras a su alrededor, imprecisas pero con la suficiente presencia como para hacerle dudar si eran humanas...se volvió muchas veces ante su inquietante presencia, las notaba, notaba incesante murmullo semejante al ruido de los pasos, pero se daba la vuelta y no aparecía nada...¿Cuantas veces gritó desesperado que se mostrasen y le matasen para acabar con esta tension? Ante ninguno de sus gritos se mostraron...Continuó con su monotono caminar convenciendose de que eran meras sombras y que su imaginación hacía el resto, pero seguía dudando de su existencia...
Así había pasado los ultimos meses, corroido por una incesante duda y un irreprimible sentimiento de culpa...Se despertó sobresaltado ante un repentino ruido a su lado, corrió desconcertado hacia sus ropas pensando en huir lo mas rapidamente posible de aquel riachuelo, atravesó desequilibrado el resbaladizo fondo pedregoso del riachuelo. Oyó otro ruido, ¡esta vez más cerca de él! Se giró preocupado para mirar lo que se acercaba y no vió nada más que una piña que había caido en el riachuelo...Estaba a punto de llegar a sus ropas cuando resbaló. Resbaló con una piedra del fondo y se cayo de bruces contra la orilla del rio, con la mala suerte de caer encima de una piedra. Empezo a perder la consciencia a causa del brutal golpe recibido en la sien, el mundo empezaba a disolverse alrededor pero por momentos su pasado parecía más claro. Revivió aquella noche en la que perdió todo y repasó con sus ultimas fuerzas la escena una y otra vez hasta que comprendió la verdad...Las figuras encapuchadas que vió aquella noche eran ni mas ni menos que ¡sus amigos! Vio con total claridad la cara de cada uno de ellos crispada en una silienciosa mueca de divertida mofa, comprendió en aquel momento que tan solo se traba de una broma para dejarle totalmente en ridiculo...No les guardaba rencor descubrió entre estertores ya que en este forzado viaje descubrió su verdadera naturaleza, descubrió su personalidad y comprendió que solo fue libre cuando se sintió vigilado. En aquellos pasos medidos ante el miedo que lo azuzaba en su camino por el bosque, en todos y cada uno descubrió el porqué de su sentimiento de soledad cuando estaba rodeado de todos sus amigos, nunca escuchó a sus necesidades y sentimientos, tan solo quería que le aceptasen y así, así se perdió a si mismo en un mar de falsos sentimientos...Con una sonrisa en la cara se despidió de este mundo y con su último aliento proclamó a las representaciones materiales de sus remordimientos, las supuestas sombras que le perseguían, su epitafio: "Libre, libre gracias a mis odiosos sentimientos y a vosotras, las sombras que me mantuvisteis vivo" y ante la brillante claridad del primer rayo de sol, la luz de sus ojos desapareció pero no así su sonrisa, la última prueba de su soledad y de su recientemente conseguida libertad.
Menudo truño verdad?? pos ala dejad vuestro comentario y si no quereis pos nada...jeje este sera mas o menos el cuento q presentare al concurso literario. haber q tal sale...XD
jueves, enero 20, 2005
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